Mascarillas para novias: Una tendencia marcada por la pandemia

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Eleonor Oviedo Castillo / Agencia Uno

Tras la llegada del COVID-19 al país, se paralizaron diversos actos públicos y privados para evitar las aglomeraciones de personas, entre ellos, las bodas. Andrea Nathalia Fachin, diseñadora chilena, se las ingenió para crear una mascarilla de alta costura que podrá ser utilizadas especialmente por las novias, quienes que podrán cumplir con las medidas sanitarias, sin dejar de verse bien, una vez que se puedan reanudar las reuniones masivas.

Andrea, se especializa en la confección de vestidos de novia y trajes de novia desde hace 5 años, desde que realizó el traje a su hermana y esta, a su vez, regó la voz entre sus invitados el día de su boda.

“Ese día de la fiesta mi hermana se paró en medio de la pista y dijo: quiero que observen este hermoso vestido, me lo hizo mi hermana y que se ponga de pie y aplausos, y de ahí se me empezaron a acercar”, relató.

Desde entonces, no ha parado, puede atender hasta 20 novias en un mes, en temporada alta, sin contar trajes de fiesta y cortejo, lo que puede significar el diseño y confección de hasta 120 vestidos.

Luego de la llegada del coronavirus al país, la demanda tuvo una importante disminución y cambió de modalidad. La modista, señala que esto se debe a la imposibilidad de las novias de trasladarse al lugar de trabajo y observar con detalle “el trabajo hecho a mano”, además de la incertidumbre de saber cuándo podrá llevar a cabo la ceremonia y el festejo, debido a las medidas restrictivas.

No obstante, las prometidas no abandonan su sueño de casarse, por lo cual Fachin ha comenzado a implementar citas virtuales, donde se arma el bosquejo del traje; se define el tipo de tela, pedrería y bordados, y hasta se le enseña a la persona a tomarse las medidas.

“Una vez convencida del diseño. Les mando el contrato, agendamos para poder tomar medidas, les enseño por Zoom a tomarse medidas y les muestro los materiales y mientras tanto yo voy avanzando en el vestido y voy grabando el proceso”, añade y explica que incluso se usa esta modalidad para repactar los pagos y la fecha de entrega por la postergación de la boda.

Según la diseñadora, las novias señalan saber que no podrán usar el vestido “en la fecha que quería usarlo, el día de mi matrimonio, quizás lo use el próximo año, con esta pandemia, cuando pueda y haya más invitados”.

El 9 de julio de este año, tras ofrecer el balance sobre la evolución del virus en el país, las autoridades gubernamentales informaron que se permitirá efectuar matrimonios civiles y ceremonias de uniones civiles, aunque permanecen restringidas las aglomeraciones. Sin embrago, desde abril, Andrea se viene preparando para la reanudación de estas actividades masivas e ideó una mascarilla de alta costura que será un complemento del vestido y brindará protección ante la posibilidad de contagio.

“Vi a unos cuantos matrimonios que sí se casaron en el Registro Civil, pero manera muy simple y con una mascarilla quirúrgica. Y yo dije no. Por un tema de estética, una novia no puede casarse con una mascarilla quirúrgica. Es una mascarilla desechable. Si es el momento más importante de su vida, ¿por qué no usar algo personalizado?. Algo que refleje lo que ella quiso ser en su momento y no pudo, por no poder llevar a cabo esta boda”, afirmó.

Al principio hizo varias pruebas, hasta que dio con la considera es la ideal para novias, y en algunos casos novios. La mascarilla consta de tres capas. La primera, es de algodón, pues es la que tiene contacto con la piel y la idea es evitar que se irrite la piel de la personas. La siguiente, es tela impermeable, para impedir el contagio o traspaso del virus. La última, “es la presentación”, es seda que será bordada, tendrá tul o pedrería.

“Principalmente la novia cuando elige su vestido, me dice: Andrea, yo quiero que mi vestido lleve un tul bordado, ojalá de hojitas, con florecitas y quizás lleve cristales entre medio de la flor. Y yo digo: ya, entonces tu mascarilla puede tener el mismo”, detalla Fachin.

La intención es que la mascarilla sea “una segunda piel”, que puede ir desde un estilo minimalista, hasta los diseños más elaborados.

Según la diseñadora, la novia cuando recibe su mascarilla, se “emociona”, “la encuentra bella, la encuentran muy delicada, la encuentran que es ella. Cuando pidieron hacerla de esta forma, son sentimientos que a ella le nacieron en el momento y se sienten agradecidas”.

Hasta ahora, son “pocas las novias que se están arriesgando a usar una mascarilla de novia”. Pero Fachin considera que este elemento se convertirá en “una tendencia muy fuerte, y que las novias van a querer casarse con sus mascarillas y después tenerlo como un recuerdo de una época difícil(pandemia), que a todos nos va a dejar una enseñanza”.

“Nuestra tercera generación es la que va a conocer esto que estuvimos pasando. Esta novia cuando saque su mascarilla va a decir: ¡wow! ¡Y lo que tuvimos que vivir y aún así llegamos a cumplir nuestro sueño!”, manifestó.

Para Andrea, se trata de “no renunciar a sus sueños de querer casarse. De que puedan verde hermosas, que pueden verse glamorosas, incluso en épocas de pandemia”, concluyó.

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