Sandra Zéphirin decidió instalarse hace dos semanas con una antiquísima máquina de coser, comprada en la feria de las pulgas, en una de las arterias más transitadas de Valparaíso para hacer frente al complicado momento que vive producto de la pandemia.

La mujer, que llegó de Haití hace un año y medio, se coloca en la esquina de Avenida Pedro Montt con Simón Bolívar, ofreciendo servicios de costura a bajo costo para los transeúntes y vecinos del sector.

Con unas hojas escritas y pegadas en la máquina promociona los arreglos que realiza: pantalones, basta, cierres, botones. En otro papel dice: “No soy carera, ven arreglar su ropa”.

En el lugar la acompañan su pequeña hija, de tan solo 6 meses, además de su pareja, que lleva un poco más de dos años en el país.

Debido a la crisis sanitaria, la pareja de Sandra se quedó sin trabajo en el rubro de la construcción, porque la empresa aún no le aclara si volverán a sus labores, ni por cuánto tiempo estarán detenidas las faenas.